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Un d�a, en una competencia bien intensa en el campo local, el corredor y el receptor esperaban ansiosamente la decisi�n de Charlie. El �rbitro demor�, y el receptor grit�, �Bueno, �est� a salvo, o est� eliminado?� Moran se enderez� hasta su m�xima altura, aclar� la garganta, y le dijo al receptor, �Hombre, hasta que yo lo anuncie, �no es nada!�. De todas las ilusiones que abrazamos, una de las m�s pat�ticas o peligrosas es la de la neutralidad. La neutralidad es la noci�n de que los seres humanos pueden excluirse de todas las decisiones y elecciones cr�ticas de la vida. La neutralidad social evita pronunciarse respecto a la opini�n p�blica y reh�sa alinearse con un extremo u otro en las grandes cuestiones sociales. La neutralidad moral se exhibe en la tolerancia de la actitud abierta que ve todos los asuntos no en t�rminos de blanco y negro sino en varios matices de gris. La neutralidad espiritual no opta ni por la fe en Dios ni por el ate�smo sino que deja suspendida en el aire la cuesti�n de los derechos de Dios sobre nuestras vidas. Imag�nense una persona que trata de vivir bajo esta ilusi�n peligrosa. Aqu� tenemos una persona que trabaja en un almac�n grande como vendedor y vive tranquilamente con su familia en una casa modesta en las afueras de la ciudad. �Soy un hombre pac�fico�, le gusta decir. No tiene enemigos s�lo porque no tiene convicciones firmes sobre nada. Raramente se mete en un argumento, y cuando se encuentra en una discusi�n en el trabajo o en la casa, nunca se pone de parte del uno ni del otro. Nadie sabe cu�les son sus preferencias pol�ticas, c�mo vota, o si es que vota. En sus conversaciones con los vecinos acerca de los grandes problemas del d�a, es como el hombre que mont� a su caballo y corri� r�pidamente en todas las direcciones sin rumbo. Aun sus hijos no pueden convencerlo a ayudarles a resolver una disputa sencilla o a tomar decisiones b�sicas en la vida diaria. El hombre s� asiste con regularidad a la iglesia, pero sale inmediatamente despu�s del serm�n para no ofender a sus colegas que no tienen nada que ver con la iglesia. Una vez hubo un desacuerdo en la iglesia que amenazaba dividir la congregaci�n, pero este tipo logr� mantener un pie firmemente plantado en cada lado. �Este hombre es un acr�bata moral! En todas las decisiones mayores de la vida, �l queda a favor de todos los lados igualmente, sin creer nada, sin importarle nada, sin amar nada. �Queda vivo solamente porque est� tan vac�a su vida que no tiene nada por que morir! Nuestra sociedad moderna ha promovido como virtud la mente abierta y la neutralidad, pero �cu�n triste es encontrarse con alguien que vive con esta forma de auto-decepci�n! Me encontr� una vez con un hombre con quien pas� media hora en muy buena conversaci�n. Pude contarle c�mo llegu� a ser salvo y le compart� algunas de las luchas que he tenido en mi caminar con Cristo, pero �l ha decidido sentarse en el cerco. Me dijo, �Yo no s�, creo que me pueda llamar un agn�stico. Yo s� que de alguna manera todo lo que vemos tuvo un comienzo, pero no entiendo la Biblia y no comprendo a Dios�� Le respond� que el mensaje b�sico de la salvaci�n no era un concepto tan dif�cil de entender, pero que s� requer�a fe. Dios nunca se revela a nadie de tal manera que ya no sea necesario la fe. De muchas maneras, este es el mismo mensaje de Dios que Mois�s estaba dando al pueblo de Israel cuando se encontraba en el portal de la Tierra Prometida. Leer Deuteronomio 30:15-20. Orar. Mois�s dijo que el entrar en un pacto con el Se�or es tomar una decisi�n; es comprometerse totalmente con seguir a Dios y hacer las cosas a su manera. �ste es uno de los retos m�s expl�citos presentados en la Biblia. Exige una decisi�n. Sea la persona un hebreo viviendo en aquel tiempo y escuchando a Mois�s, o uno de nosotros, al encontrar estas palabras en un serm�n o en su estudio de la Palabra, uno no puede echarlas a un lado. La decisi�n m�s fundamental de la vida enfrenta a los que han llegado a esta frontera. De hecho, la decisi�n determina la vida misma o la muerte; la bendici�n o la condenaci�n. El llamado de Mois�s a definirse respecto a la gran cuesti�n de la vida expone tres verdades fundamentales acerca de la ilusi�n de la neutralidad en nuestro mundo moderno. 1. Un lujo por el cual alguien tiene que pagar En primer lugar, la neutralidad es un lujo por el que alguien tiene que pagar el precio. Piensen por un momento en los miles de polacos, franceses, belgas y otros que murieron en los a�os 1939 a 1941 mientras nosotros en los Estados Unidos nos escond�amos detr�s de la fachada de la neutralidad frente a la m�quina de guerra nazista de Hitler empe�ada en la destrucci�n de todo. Estos hombres y mujeres en un sentido muy real pagaron el precio de nuestra neutralidad y falta de acci�n decisiva. Hace un poco m�s de 100 a�os los esclavos en los Estados Unidos de Am�rica fueron declarados libres. Su libertad fue ganada por un costo enorme, no s�lo porque algunos americanos favorec�an la esclavitud, sino tambi�n porque la gran mayor�a de los estadounidenses no ten�a convicciones fuertes ni en contra ni a favor de la esclavitud. Las personas en posiciones de poder trataron de mantener una posici�n de neutralidad. Lo que salv� la Uni�n fue la posici�n partidaria inequ�voca de Abraham Lincoln quien batall� osadamente y sin temor, en esta cuesti�n de derechos humanos. Aun de joven, Lincoln hab�a declarado su postura en Nueva Orleans donde presenci� un remate de esclavos y los vio encadenados y azotados. Lincoln coment� a sus amigos, �Con la ayuda de Dios, si alg�n d�a tengo la oportunidad de luchar contra esto, lo har� con todas mis fuerzas.� A�os m�s tarde, durante su campa�a presidencial, le dijo al p�blico en Nueva York, �Es in�til buscar una posici�n neutral entre lo justo y lo malo o adoptar una pol�tica de �no me importa� en esta cuesti�n que s� le importa a todo hombre verdadero.� Lincoln sab�a que la neutralidad es siempre un lujo por el cual alguien tiene que pagar. La misma verdad es evidente cuando consideramos la iglesia en la sociedad de hoy. La mayor�a de la gente, aparentemente, no se opone a la iglesia ni a sus valores. No est�n ni a favor ni en contra de ella. Se describir�an como neutrales. Claro, si todos asumieran esa posici�n, no habr�a una iglesia que aprobar u oponer. La iglesia, como nosotros la conocemos, dejar�a de existir, y con ella desaparecer�a el motivo principal de la cristiandad � la �nica instituci�n que mantiene vivo el poder redentor de la revelaci�n de Dios en Cristo. Algunas personas pueden permitirse el lujo de no declararse ni a favor ni en contra de la iglesia, solamente porque hay otras personas que siguen decidida y obstinadamente devotas a ella. Gracias a Dios por los fieles, aunque a veces son pocos, que han estado dispuestos a pagar el precio para mantener abiertas las puertas de una iglesia. La neutralidad es siempre un lujo por el cual alguien tiene que pagar el precio. 2. El rehusar optar es en s� una opci�n. Las palabras desafiantes de Mois�s exponen otra falacia acerca de la ilusi�n de la neutralidad � el rehusar escoger constituye en s� una elecci�n. Jes�s expres� muy sencillamente este asunto de escoger cuando dijo, �El que no est� de mi parte est� contra m�.� Mois�s recuerda a los israelitas que la buena vida que Dios promete a sus hijos, no sucede autom�ticamente. La vida que Dios les ofrece en la nueva tierra, se tiene que vivir d�a a d�a escogiendo conscientemente la pureza de vida, la justicia y la equidad, decidiendo honrar a los padres, respetar a los vecinos y ser fieles a Dios. El vivir de otro modo, les dijo Mois�s, ser�a escoger el camino de cat�strofe y muerte. El no decidir sobre una cuesti�n resulta en una decisi�n. Un hombre que ahora es pastor, se acuerda que cuando era joven, el asunto de cerrar las tiendas los domingos lleg� a ser un refer�ndum en su pueblo peque�o. Fue un asunto delicado. Muchos pol�ticos hablaron de los dos lados de la boca. Muchos pastores parec�an haber perdido la voz. Cuando contaron los votos, encontraron que unas pocas personas hab�an decidido y votaron a favor de tenerlas abiertas, mientras que la mayor�a de la gente, incapaz de llegar a una decisi�n, o no queriendo declararse, no votaron ni �s� ni �no�. Encontraron que al rehusar escoger, ya hab�an hecho su elecci�n. Es imposible evitar una decisi�n en las cuestiones b�sicas de la vida. Las cuestiones supremas de la vida tienen que ser resueltas de una manera u otra. Por ejemplo, �tiene sentido la vida, o es simplemente una tonter�a? �Es una lucha sin sentido, o es nutrida en el prop�sito y la bondad del Dios omnipotente? �Son el amor, la bondad y la generosidad que mostramos en nuestros mejores momentos indicaciones de la naturaleza verdadera de la vida? �O son manifestaciones de debilidad sentimental, nada m�s? �Cu�les son m�s importantes? �Las personas o las cosas? �Los individuos o las instituciones? �Existen los gobiernos para ser servidos, o existen para servir? �Es real Dios o no? �Fue Jes�s un so�ador y un tonto psicop�tico? �O sab�a �l la mejor manera de vivir? Hay dos opciones: el camino de Dios o el camino que niega a Dios. La vida exige una elecci�n. Sea lo que sea las creencias de nuestra mente, nuestra vida se compromete con un camino u otro. No puede haber una posici�n neutral � �no hay neutralidad! 3. Dios no reconoce a los neutrales. Del principio al fin, el mensaje de la Biblia es claro: Dios no reconoce a los neutrales. En cuanto a las grandes opciones morales y espirituales, Dios insiste que declaremos una posici�n. En la escena dram�tica en este pasaje de Deuteronomio, vemos a Mois�s de pie ante un pueblo cuyos antepasados pasaron 400 a�os en esclavitud en Egipto, hasta que Dios los sac�, dividi� las aguas del Mar Rojo, los aliment� con man� del cielo, y les dio leyes eternas para gobernar su vida en la nueva tierra. En vista de todos los tratos de Dios a su favor, el pueblo tiene que decidir ahora de una vez por todas si va a escoger la vida o la muerte, la bendici�n o la maldici�n. Desde el punto de vista de Dios, no hay neutralidad. No menos dram�tica es la escena en Siqu�n cuando Josu� expone otra vez ante el pueblo la elecci�n de servir al Dios viviente o las deidades paganas de los nuevos vecinos de Israel. �Ahora entr�guense al Se�or y s�rvanle fielmente... Pero si a ustedes les parece mal servir al Se�or, elijan ustedes mismos a qui�nes van a servir... Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Se�or� (Josu� 24:14-15). Las mismas palabras resuenan de El�as en el monte Carmelo. Parado all� ante el Rey Acab y los 750 sacerdotes de Baal, y las huestes de Israel, el viejo profeta intr�pido grita, ��Hasta cuando van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Se�or, deben seguirlo; pero si es Baal, s�ganlo a �l.� (1 Reyes 18:21). Si alguna vez hemos tenido dudas sobre como Dios siente respecto a la neutralidad, el escritor del libro de Apocalipsis disipa esa duda en su descripci�n de la congregaci�n grande, exitosa y rica de Laodicea. Seg�n la descripci�n, �sta no es una iglesia, sino un club religioso del cual las personas m�s distinguidas se deben a s� mismas el prestigio de ser miembros. En cuanto a los grandes temas del d�a, esta congregaci�n no es ni caliente ni fr�a, es asquerosamente tibia. �Esta actitud le pone enfermo a Dios! �Por tanto�, dice Dios, �como no eres ni fri� ni caliente, sino tibio, te vomitar� de mi boca� (Apocalipsis 3:16). Uno de los grandes predicadores de Inglaterra, W.E.Sangster, acompa�� a su hijo a un juego de cr�quet entre Surrey y Sussex. Al principio del juego, el Dr. Sangster le dijo al chico, �Ahora, mi hijo, no quiero nada de esa tonter�a de decir, �Que gane el mejor equipo�. Yo no quiero que gane el mejor equipo, Yo quiero que Surrey gane.� Mucho tiempo despu�s, este joven, escribiendo acerca de su padre, lo describi� como �apasionadamente partidista no s�lo en cuanto a los deportes sino muy especialmente respecto a los grandes temas de la vida.� Sangster ve�a toda la vida como un conflicto crucial entre el reino de Cristo y el reino de Satan�s. Jam�s guardaba ilusiones acerca de ser neutral. �Quer�a que Jes�s ganara! Ning�n cristiano puede ser neutral acerca de Jesucristo. Seguimos a la persona menos neutral que jam�s haya vivido. Jes�s de Nazaret vivi� en este mundo una vida de perfecta obediencia a Dios, una vida tan completamente consagrada al camino de Dios que inevitablemente se encontraba en conflicto con los que se opon�an a ese camino. Es la vida que Dios desea que cada uno de nosotros viva y, a menos que estemos preparados para vivirla y si es necesario, sufrir por este compromiso con Dios, entonces nos identificamos no con Cristo sino con los que lo clavaron a una cruz Es esto lo que Jes�s quer�a decir cuando acab� con la ilusi�n de la neutralidad diciendo, �El que no est� de mi parte, est� contra m�.� �Escoge hoy a qui�n servir�s! . 234<Dz������    % I Q � � � � � � ( ) * + 1 J L M P R S ����������ξ¾������ʺʧ���������΍��zrzh..�mH sH hu.mH sH h��hR/bmH sH h��hJ=�mH sH h..�h��hJ=�hR/bh� Yh�oh�Y h�Ah xh�fh�J�h�ChZL�hPh..�h�Y�hZL�6�CJaJh�Y�h..�6�CJaJh�Y�h..�CJaJh�Y�hZL�CJaJ(34[ \ ! 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